domingo, 29 de enero de 2012

MUSEO JUDIO DE BERLÍN Y DANIEL LIBESKIND


Daniel Libeskind.


DANIEL LIBESKIND
Daniel Libeskind (1946) es un arquitecto estadounidense de origen judío. Nació en Lodz, en la Polonia de la post-guerra.
En 1990 estableció su estudio en Berlín al ser el ganador del concurso convocado para diseñar el Museo Judío. Desde entonces, el despacho ha realizado proyectos de grandes museos, centros culturales y edificios comerciales alrededor del mundo.

 
 
MUSEO JUDÍO DE BERLÍN
No tiene acceso directo desde la calle, tienes que entrar a través de un edificio clásico anexo. Al edificio principal, que alberga el museo, se accede por el subsuelo así se refiere Libeskind a como tenían que vivir los judios , en donde se entrecruzan tres pasillos (o ejes, como los llama Libeskind): el Eje del Exilio, que a través de la exposiciónes. Este eje termina en el Jardín del Exilio, un bosque de cuarenta y nueve columnas cuadradas. Dichas columnas, altas e inclinadas, hacen las veces de maceteros, Liveskind intenta decirnos con esto que los judíos tienen que alejarse sus raíces por culpa de
Hitler.El suelo también posee una inclinación de unos 12º. causando en el visitante un sorprendente y acusado mareo, que es lo que el Exilio representó para los afectados.
    
Jardin del Exilio     

El Eje del Holocausto nos habla de las víctimas peor paradas de la barbarie nazi. De personas que encontraron el fin de su existencia en los campos de exterminio. Es muy impactante. Este eje termina en la Torre del Holocausto, un cuadrilátero agudo de paredes de hormigón que se eleva a veinte metros de altura. La única iluminación que entra al interior proviene de un hueco vertical practicado en lo alto del vértice agudo. La Torre simboliza el fin, la desesperanza, convirtiendo al Eje del Holocausto en un callejón sin salida.
Torre del holocausto


Por último, el Eje de la Continuidad nos lleva hasta una larga escalera, cuya caja entrecruzan numerosas vigas de hormigón en desorden, que asciende a los pisos superiores donde se ubican las exposiciones fijas. Es la Continuidad de un pueblo a través de su historia, de su supervivencia y de su memoria.

Vigas al final del eje de continuidad.

Unos espacios impactantes son los que Libeskind llama Vacíos. Me impresionó el espacio cuyo suelo está cubierto de chapas metálicas de no menos de un centímetro de espesor, redondas, de varios tamaños. Todas estas chapas son, en realidad, caras recortadas en un silencioso grito. Hay miles. Están ahí para que los visitantes paseen sobre ellas.
Caras
Este edificio me ha parecido muy lugubre, pero tambien es la historia que representa el edificio no es tanto lo que tiene sino lo que es.

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